Desconectarse: momento en que se quiebra la coherencia entre lo que siento y la manera de expresarlo. Ese instante en que algo adentro se rompe y las palabras nos abandonan a nuestra suerte impidiendo que pongamos sobre la mesa aquello mismo que somos.
Creemos que dejamos de sentir, pero en realidad ahí estamos, el sonido de nuestra voz se escucha, pero no hay contenido.
Nos escondemos, sin saberlo, de nosotros mismos. Actuamos sin darnos cuenta de formas que nunca fuimos y asumimos roles que nos alejan cada vez más de todo aquello que queremos en lugar de acercarnos.
Pero sucede que por algún motivo o sin razón aparente, descubrimos esta desconexión y empezamos a hurgar entre las emociones para volver al origen de quienes somos, para entender que el miedo no es más que conversaciones que detienen nuestra marcha.
Reencontrarnos. No importa si demoramos más o menos, pero solo haciéndolo y siendo fieles a nosotros mismos evitaremos sentirnos incompletos.
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